Las vivencias bajo un flujo consiente en captar la mayor sabiduría, para poder elevarnos en todo nuestro explendor en camino hacia la felicidad y el amor.. Por lo que los buenos sentimientos y enseñanzas jamas son despreciadas, cada religión deja las suyas, pero, sin hablar de nombres, sin etiquetaciones absurdas de la vida..
Que puede ser sino el desagrado a la ignorancia tu mayor amigo, que tanto tu enemigo. No quieras apegarte a desapegarse, debes ser libre y captar todas las enseñanzas para el cometido, elevarse.. De esta forma podemos ver realmente el sentido, y es, sintiendo.
Para hablar de este tema, apunto de estallar, debería antes aclarar estos resaltos para que logren enfocarse mas en el centro del tema..
Si hablamos de las enseñansas del redentor, no estamos hablando de la iglesia que las promueve, eso es tema aparte..
Lo que ami me importa, en verdad, es el tipo psicológico del redentor. Este tipo podría aparecer en los Evangelios, por mas mutilados o desfigurados, o plagados de adiciones extrañas que aquellos Evangelios estuviesen; y del mismo modo que el tipo psicológico de francisco De Asis aparece en sus leyendas, y pese a ellas. No me interesa la verdad de lo que Jesús hizo, lo que dijo y como murió, sino saber si su tipo es todavía reconocible, si esta transmitido por la tradición.
Porque aquí es hasta donde debe detectarse, perseguirse, exterminarse las expresiones veladas y soterradas de este Cristianismo como la continuidad y resonancia de una palabra que sigue sembrando bajo formas psicológicas veladas, encubiertas, la noción de pecado y salvación. La "des-sacralizacion", o peor aún, la secularización de estas nociones, continúan de un modo mas eficaz la obra de corrupción y de devastación fundada por el Cristianismo. Así, los instintos cristianos logran enraizarse y despojarse de lo sagrado para retornar como "valor y moral occidental" y con arreglo a ellos, desnaturalizar el cuerpo, huir del deseo, habitar la castidad, luchar contra la vida misma y sus poderes. Pero como se combate al Cristianismo y a su obra de odio y muerte? Empuñando la transmutación de los valores como se empuña un bisturí o una aguda lanza.
Pero no se trata de responder con armas a las armas, ni tampoco adoptar las posiciones esperadas por el enemigo, sino de instaurar en el combate aquel revés definitivo, aquella instancia que vuelva para siempre ineficaces las armas del adversario. En esto consiste la Transmutación de los valores; que ningún "valor cristiano" sea ya esgrimido, erigido sin exponer descaradamente la corrupción a la que debe su origen; y que los ingentes mares de sangre que han derramado en su nombre regresen entonces para ahogarlo en su propio trono. Nadie podría decirse "cristiano" sin convocar en este nombre todo el horror la muerte que se ha propagado en su nombre.
Los más "sagrados valores" de la humanidad, son en verdad, los valores de la decadencia. Lo "Sagrado" viene a encubrir su contrario, que no es lo profano, sino la debilidad, la cobardía, el fracaso, la renuncia a la vida misma. El cristianismo ha promovido la debilidad y la cobardía como "valores sagrados" y todo aquel "rebaño" del señor congregado y reunido tras las divisas de la salvación, y la vida eterna ha venido a encubrir la debilidad y a ocultarla, al mismo tiempo que sirve de ella para consolidar su vana voluntad de dominio. He ahí la perversidad del Cristianismo; que no dice "dame tu debilidad que la volveré fortaleza"; sino que en verdad dice "mi fortaleza, mi poder descansa sobre tu debilidad, y de ella me sirvo, y a ella preservo", y esa la primera piedra sobre la que descansa la iglesia. Y sobre esa renuncia fundó el Cristianismo su obra y la hizo reposar sobre una primera piedra. Y a partir de allí todo en él no ha sido sino una sucesión de malentendidos, corrupción, odio y muerte. Nadie hubiera supuesto que aquella pequeña piedra original que creció y se expandió con los siglos, en verdad albergaba en su interior la más devastadora obra del hombre... y la mayor desgracia que se haya abatido jamás sobre la humanidad.
El imperio Romano, dispuesto y preparado para resistir a todos los embates y aun "la gestión de los peores emperadores", no ha podido, sin embargo, contrarrestar la silenciosa y lenta obra destructora de ese "gusano" que ha ido cercenando los cimientos del mayor imperio del mundo hasta hacerlo desaparecer, y con él, a todo el legado de la antigüedad. La corrupción de las almas por medio de los conceptos de culpa, castigo e inmortalidad, la noción de un dios "todopoderoso" y "creador del mundo", que había enviado a su hijo para redimir al hombre fueron las más acervadas y arteras armas que socavaron los cimientos del Imperio Romano. Y el rebaño de seres débiles y vencidos, engendrados por aquellas ideas bajo las cuales encubrieron su ignorancia, fue el ejército más poderoso y destructivo que ningún estado en la antigüedad haya podido reclutar jamás. Pero todo ello no era sino el hombre contra el hombre, el hermano contra el hermano.
Cuando el Cristianismo deja de ser aquel monstruo latente que horadaba las sombras y se transforma en "iglesia", se constituye entonces como "mera voluntad de dominio". Y allí la indignada asta de sacerdotes comienza a establecer la feroz jerarquía con arreglo a la cual se repartirán los futuros botines y poderes. Y sobre las ruinas del imperio que ha socavado, se alzan ahora los cimientos de su ingente y nefasta iglesia. Su "palabra proferida" aspira a lo universal, trasciende las nacionalidades, se hace cosmopolita; y también empuña las armas, crea ejércitos. Así el dios se hace irascible y manda a los hombres distribuir su palabra, ya sea con la "sagrada escritura" o con la broncínea lanza. Así, la "palabra de ese dios" se traduce a todas las lenguas, pero esencialmente serán aquellos "valores cristianos" los que luego todo estado fundado en tales principios traducirá en el lenguaje de la guerra, de la sangre y de la muerte. La historia del cristianismo no sólo es la historia de la corrupción, es la historia del saqueo. Las "cruzadas" en este contexto han sido la obra de la más soberbia e impune piratería que, encubiertas tras el velo de lo "sagrado", han ido a saquear en nombre de un dios no menos soberbio los ansiados tesoros de oriente, y también los que a su paso hallaren. Las expediciones "sagradas" no habían sido sino nefastas caravanas de la muerte. La cruz hacia espada; y la palabra divina, sangrienta lanza; y la iglesia, jerarquía asesina, gris y meticulosa.
Transmutar los valores cristianos implica "desenmascararlos", arrancarles el divino velo por el cual la renuncia a la vida, el poder de la inteligencia, los instintos, los deseos, lo elevado, lo sublime hace que todo ello aparezca como lo más "indigno"; y aquello que es verdaderamente indigno y corrupto aparezca como lo más "sagrado".
Este trastrocamiento inadmisible, cuya base ideológica se plasmó en las "sagradas escrituras", es en verdad la piedra de toque y fruto de la más refinada y sutil corrupción psicológica. El "Prisma sagrado" que logró descomponer todas las fuerzas de la vida, sus poderes nobles, en hechos indignos. Se leen las "sagradas escrituras" como la palabra de Dios, y esto prueba la maestría y destreza con la cual se ha mentido y falsificado la realidad.
De ahí que para combatir a agitadores de la talla de San Agustín o Santo Tomás, se requiera entonces un vigoroso poder intelectual que logre desarticular su vana retórica y su aún más infame dialéctica. "Los evangelios deben leerse como la obra de la corrupción, porque ellos recogen la "herencia" y la "raza" cristiana acumulada durante siglos".
Nuevamente, la transmutación de los valores es el arma alzada por nosotros en ataque al Cristianismo.
Pero esta transmutación, que encarna también Zaratustra, es una obra ingente y supera la fuerza del hombre más vigoroso. El renacimiento, tal como lo evoca, fue la primera gran transmutación de los valores cristianos. Leemos y retengamos la sensación:
¿Se comprende, se está dispuesto a comprender, por fin, qué cosa fue el Renacimiento? Fue la transmutación de los valores cristianos, la tentativa, emprendida por todos los medios, apelando a todos los instintos, a todo el genio, de llevar a su plenitud los valores contrarios, los valores aristocráticos..
No ha habido hasta ahora más que esta gran guerra; no ha habido planteo más radical y decisivo que el del Renacimiento...
En efecto, el Renacimiento es la recuperación de la antigüedad clásica destruida y devastada en el acto fundacional del Cristianismo. Este movimiento por medio de sus figuras más prominentes, fruto de la larga cocción intelectual, era la oportunidad de oro para reconstruir lo que el Cristianismo había suprimido e interrumpido.
Espero tomen esta vivencia, este sentir, que la conciencia se haga presente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario