Son muy apegados a todo, a sus lugares, a sus
seres queridos, a sus pertenencias, a sus adicciones, a sus
ideas, a su apariencia, a sus recuerdos, a sus rutinas, a todo.
Y
el Universo necesita que sus criaturas vayan evolucionando,
perfeccionándose mediante otras experiencias, otras
situaciones, otros lugares, otras personas, otras ideas.
Pero
debido a vuestro apego, el único camino que dejan para poder
pasar a otras situaciones de aprendizaje, y también de
felicidad, es mediante la decadencia y destrucción de esa
“ropa”, de ese cuerpo. Y entonces, adiós a los apegos, a otra
historia, a dar vuelta de hoja, por fin, y que no les quede ni el
recuerdo, excepto muy, muy el fondo del alma.
No dejan otro camino que el de ser desapegados
a la fuerza, pero si fueran menos apegados, como sucede con
almas de mayor evolución, no necesitarían de ese duro
proceso llamado muerte. Dejarían fácilmente de lado sus
apegos y pasarían voluntariamente a las nuevas situaciones
que el Universo les tiene preparadas; además, no perderían el
recuerdo de la situación anterior.